La gastronomía española es rica en sabores y texturas, ofreciendo postres tradicionales que deleitan a cualquier paladar. Uno de estos clásicos es la leche frita, una delicia que combina la suavidad de la leche con un toque crujiente y dorado, perfecta para cualquier ocasión. A menudo, surgen dudas sobre su preparación: ¿Cómo consigo la textura ideal? ¿Cómo puedo evitar que se formen costras? En este artículo, abordaremos paso a paso cómo preparar este exquisito postre, garantizando un resultado que te transportará a los sabores de la infancia y te hará disfrutar de cada bocado.
Contenido:
Ingredientes y preparación inicial
Para comenzar con nuestra receta de leche frita, es esencial preparar todos los ingredientes y comprender los primeros pasos del proceso. Tradicionalmente, este postre lleva leche, maicena, azúcar, canela y limón, ingredientes sencillos que al combinarse crean una experiencia única.
Calentando la leche con aromas
Ponemos a calentar tres cuartas partes de la leche en un cazo, añadiendo la piel de limón y la canela en rama. Es importante remover constantemente para evitar que la leche se pegue al fondo del cazo y para que los aromas se infundan adecuadamente.
Mezclando maicena y azúcar
En otro recipiente disolveremos la maicena y el azúcar en el resto de la leche. Una vez que la leche del cazo comience a humear, incorporaremos la mezcla pasándola por un colador para evitar grumos y continuaremos el calentamiento.
Cocción y moldeado de la masa
Al mezclar ambos preparados, la cocción se convierte en un momento crucial para conseguir la textura deseada de la leche frita.
La cocción perfecta
Una vez combinadas las leches, removemos con una varilla hasta que la mezcla espese. En el momento en que comience a hervir, retiramos el cazo del fuego y procedemos al siguiente paso.
Preparando el molde
Verteremos toda la mezcla en un recipiente previamente engrasado, de silicona o metal, buscando un grosor de aproximadamente un centímetro. A continuación, retiramos la canela y el limón de la preparación.
Evitando la formación de costras
La textura de la leche frita es clave, y para ello debemos prevenir la formación de costras indeseadas durante el enfriamiento.
Protegiendo la superficie
Podemos optar por cubrir la superficie con mantequilla para crear una capa protectora de grasa o, como prefiero yo, usar film transparente que toque directamente la masa para evitar la exposición al aire.
El empanado y fritura
Esta etapa es vital para lograr ese característico exterior dorado y crujiente de la leche frita.
Cortado y empanado
Una vez fría, cortaremos la masa en cuadrados de unos 4-5 centímetros de lado y los pasaremos por harina y huevo batido.
La fritura perfecta
Freiremos estos cuadrados en aceite bien caliente, preferiblemente de girasol para no alterar el sabor, hasta que estén dorados por ambas caras. Luego, los escurriremos en papel absorbente y podremos pasarlos por azúcar y canela.
El toque final: flambeado con anís
Para aquellos que buscan elevar su leche frita a otro nivel, el flambeado es un espectacular toque final.
Flambeando la leche frita
Calentaremos un poco de anís en un cazo y, una vez que comience a evaporarse, lo verteremos sobre la leche frita. Encendemos con un mechero y una vez que el fuego se apague, estará lista para disfrutar. Esta técnica no solo aporta un sabor excepcional sino que también añade un toque de sofisticación a este humilde postre.
En conclusión, la leche frita es un postre con un gran arraigo en la cultura española y con nuestra guía, podrás prepararla a la perfección, disfrutando de cada etapa del proceso y, por supuesto, del resultado final. ¡Buen provecho!